Hay un dilema del que se suele escuchar mucho en el mundo de la superación personal que dice algo así: “¿Debo seguir intentando cambiar, o simplemente debo aprender a quererme a mí mismo?”.

Las personas que se plantean esta pregunta casi siempre no se sienten bien consigo mismas y, además, asumen que es lo normal. No es así. De hecho, todo este asunto del “amor propio frente a la superación personal” es un falso dilema que malinterpreta el papel del amor propio.

Esto equipara el amarse a sí mismo con pensar que uno está bien tal y como es. Trata el amor propio como una recompensa por ser la persona que quieres ser. Asume que tu autoestima debe basarse, en cierto sentido, en que eres objetivamente “bueno”. Y a la inversa, equipara el querer cambiar con el no quererse a sí mismo. Pero pregúntate: ¿es esto cierto para tu amor por otras personas?

Si amas a otra persona, seguramente significa que quieres lo mejor para ella. Quieres que estén sanos, sean felices y tengan éxito. Si tienes hijos, quieres que les vaya bien en la escuela. Si un amigo no está contento con su vida, quieres que su vida cambie para que sea feliz.

Aplícate a ti mismo los mismos criterios que a los demás: quiérete como quieres a tus amigos y a tu familia. Decide ser mejor porque te lo mereces, porque te quieres a ti mismo y quieres permitirte vivir tu vida ideal.

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