Si tuviera que transmitir un mensaje para cualquiera que se encuentre en relaciones repetitivas, insatisfactorias y tóxicas, sería este… Empieza a crear una vida que te guste.
Una vida y autoestima insatisfactorias
No es casualidad que los momentos en los que uno se siente más consumido por las relaciones tóxicas son los momentos en los que a uno le falta una base sólida en si mismo. Somos el reflejo de las vidas que elegimos vivir y una persona que carece de una vida satisfactoria se sentirá insatisfecha consigo misma.
Nathaniel Branden, psicoterapeuta especializado en la autoestima, habla del ciclo que se produce entre nuestras acciones y la visión que tenemos de nosotros mismos. Seamos o no conscientes de ello, las acciones que realizamos se reflejan en nuestra autoestima. Vivir una vida que no nos gusta o que nos limita nos devuelve un mensaje subconsciente de que eso es todo lo que valemos.
Consecuentemente, al bajar nuestra autoestima somos entonces susceptibles de llevar a cabo más comportamientos que refuerzan nuestra visión negativa de nosotros mismos. A partir de ahí nos encontramos atrapados en un bucle de retroalimentación negativa.
Con nuestra autoestima pendiendo de un hilo y sin un lugar del que derivar un sentido de valor, nos dejamos vulnerables a los desastres de las citas.
Cómo afecta la baja autoestima a nuestra vida de pareja
Al igual que un corazón sano abastece de sangre a todos nuestros órganos, nuestra autoestima se sitúa en el centro de la mente, influyendo en cómo nos movemos en cada área de nuestra vida, ¡incluidas las relaciones!
Cuando nos falta autoestima somos incapaces de satisfacernos a nosotros mismos. Vemos lo malo en la mayoría de las cosas, nos tomamos las cosas a pecho cuando no es necesario, y sospechamos que hay algo malo donde no lo hay. Operamos con una mentalidad de escasez y sufrimos emocionalmente como resultado.
Pero, ¿cómo se equipara esto con los malos hábitos en las relaciones? ¿No querríamos algo mejor para nosotros mismos si estuviéramos sufriendo mentalmente?
Sí, y no.
Hay dos tipos de bien. El bien sano, y el bien insano. Piensa en el azúcar, por ejemplo. Sabe muy bien y es adictivo, pero ¿comer demasiado a largo plazo? No es tan bueno. En cambio, una ensalada no pega tanto como una tableta de chocolate, pero los efectos a largo plazo no van a pudrirte los dientes.
Las relaciones son lo mismo. Las hay de dos tipos: las que te emocionan, pero te hacen sufrir, y las que no son tan intensas, pero son menos perturbadoras emocionalmente.
La mentalidad en la que nos coloca una baja autoestima; una llena de negatividad, ansiedad e incluso depresión, nos hace muy susceptibles de favorecer las opciones poco saludables sobre las saludables. Al fin y al cabo, buscamos chocolatinas cuando estamos tristes, ¿verdad? Hacemos lo mismo en nuestras relaciones. Nos dejamos arrastrar por la necesidad de subidas en lugar de la consistencia.
La ciencia de las atracciones y la baja autoestima
La depresión es un factor de riesgo de adicción. Desde las adicciones al teléfono móvil hasta las adicciones a Internet, y desde las adicciones sexuales hasta las adicciones a las drogas, parece que la tristeza nos hace querer sentirnos bien.
Es extraño cómo funciona eso, ¿verdad?
Resulta que no es tan raro. Nuestros cerebros están programados para encontrar soluciones a nuestros problemas. Para buscar consuelo cuando no podemos encontrarlo dentro de nosotros mismos. Nuestro sistema de recompensa, que nos motiva a buscar las cosas que nos hacen sentir bien, está estrechamente vinculado a los centros de nuestro cerebro que gobiernan las emociones, como el miedo y la ansiedad.
Cuando sentimos estas emociones negativas, el papel de este “centro de recompensa” se convierte en uno de regulación emocional, creando impulsos para que busquemos y encontremos cosas que nos hagan sentir mejor. Como buscar una barra de chocolate, o tomar una dosis de cocaína.
Lo que sea que funcione.
Y el amor también es adictivo. Nos reconforta, inunda de dopamina nuestro centro de recompensa como lo hace cualquier otra droga y nos atrae. Nuestro cerebro codifica la atención del otro como una posible solución a nuestra infelicidad, y nos motiva a encontrarla. Para buscarla y sentirnos mejor.
La adicción al amor es algo real.
Parece descabellado suponer que podemos ser adictos a otra persona, pero las pruebas son contundentes.
Por eso podemos encontrarnos con ganas de lanzarnos a los brazos de otra persona cuando nos sentimos mal.
Pero eso no explica por qué querríamos zambullirnos en los brazos de alguien que está dispuesto a apuñalarnos por la espalda.
La ciencia de las relaciones no saludables y la autoestima
Ken Page, psicoterapeuta especializado en relaciones de pareja, define como “atracciones de privación”: Atracciones en las que se nos hace sentir como si necesitáramos algo. Ya sea atención, aprobación, cuidado, amor o respeto.
El problema con estas atracciones es que generalmente son inconsistentes. No sabemos cuándo vamos a ser atendidos y, en términos neurológicos, nuestro cerebro no sabe cuándo va a recibir un golpe. Esto no sólo aumenta el valor de su atención, porque no sabemos cuándo la vamos a recibir, sino que estas atracciones también se vuelven altamente adictivas. Los científicos llaman a este tipo de patrones “sistemas de recompensa intermitentes”.
Esta cualidad adictiva es especialmente potente debido a la naturaleza inconsistente de estas atracciones insanas. Nuestra baja autoestima hace que nos sintamos deprimidos cuando están lejos, pero validados y eufóricos cuando conseguimos su atención. El resultado es una oscilación imprevisible de los estados de ánimo en función de su comportamiento. Como si las mareas estuvieran sujetas a las fases de la luna, por así decirlo.
Los individuos con una autoestima sana son capaces de eludir estas atracciones, ya que es menos probable que sientan los golpes emocionales del comportamiento incoherente de otra persona. No se tomarán el comportamiento a pecho, dejarán de dar a la otra persona su tiempo del día, y seguirán adelante con cosas más grandes y mejores. Los individuos con baja autoestima se quedarán y posteriormente se atascarán.
Construye una vida que te haga feliz
Volviendo al punto principal de este artículo. Somos el cúmulo de las vidas que elegimos vivir. Desde los pensamientos que tenemos hasta los trabajos a los que dedicamos nuestro tiempo, cada aspecto de nuestra vida impacta en nuestra autoestima y, posteriormente, tiene implicaciones en las personas con las que elegimos pasar nuestro tiempo.
Llega un momento en el que las cosas que te rodean para hacerte sentir bien significan más para ti que la atención de alguien que no puede decidir si mereces su tiempo.
Así que trabaja para construir una vida que te guste. Trabaja para deshacerte de tus creencias limitantes y patrones de conducta para ser la persona quien realmente quieres ser. Cuando tu autoestima empiece a crecer, naturalmente todo lo demás empezará a encajar.
¿Te ha parecido útil este contenido y quieres aprender más sobre ti y tus patrones de pareja?
Contáctame para mayor información sobre mi metodología AMOR con mayúsculas.